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ANUNCIO
MUNDO MAYA
UBICACIÓN
El territorio que comprendía la civilización Maya abarca alrededor de 400 mil km2 y corresponde hoy a los Estados Mexicanos de Yucatán, Campeche, Quintana Roo, gran parte de Tabasco, la mitad de Chiapas, así como la República de Guatemala, Belice y los extremos occidentales de Honduras y de El Salvador. Sus características geográficas permiten determinar tres áreas: meridional, central y septentrional, cuyo desarrollo histórico y cultural ofrece marcadas diferencias.
Área Meridional:
La constituyen las tierras altas de Guatemala y El Salvador, así como el litoral del Pacífico. Las tierras altas gozan de un clima templado en verano, frío y seco en invierno, con una larga estación lluviosa. Su vegetación la constituyen bosques de coníferas y pastos en las serranías, cultivos de cereales, legumbres y frutas en los valles y mesetas. Grandes ríos nacen en el área (Usumacinta, Motagua) y se encuentran los extensos lagos de Atitlán y Amatitlán. La costa forma una faja de 50 km de anchura como máximo, de tierras bajas, con clima caluroso y húmedo y vegetación tropical.
Entre los animales de su fauna encontramos el jaguar, el ocelote, el puma, el venado, el conejo, numerosas aves, en especial el quetzal, y serpientes.
En las tierras altas abundan los minerales, algunos de los que se utilizaron en la cultura maya como la jadeíta, pirita de hierro, hematites y cinabrio; el carácter volcánico de las montañas proporcionaba a los mayas lava, toba, obsidiana y ceniza.
Área Central:
Comprende el norte de Guatemala, parte de Tabasco, el sur de Campeche y Quintana Roo, Belice y el occidente de Honduras. La atraviesan varios y caudalosos ríos, sobresaliendo el Usumacinta, Grijalva, Candelaria, Hondo y Motagua. Además, numerosos lagos, lagunas y zonas pantanosas completan su hidrografía. La precipitación pluvial es elevada, hasta alcanzar casi cuatro metros en ciertas regiones durante la época de invierno.
El clima es caluroso y húmedo. Gran parte del área está cubierta por flora alta, compuesta principalmente de caoba, cedro, chicozapote, ceiba, ramón y numerosas variedades de palmas. Su suelo es fértil y propicio para los cultivos, salvo las sabanas.
Su fauna está constituida por felinos, venados, puercos monteses, monos y aves como faisanes, pavos de monte, guacamayas y loros; así como numerosos ofidios venenosos, abejas silvestres y un gran número de insectos.
Área Septentrional:
Comprende la mitad norte de la península de Yucatán, la mayor parte de Campeche y Quintana Roo. La constituyen tierras bajas atravesadas de oeste a este por cadenas de colinas. Sólo la recorren tres pequeños ríos: Champotón, Lagartos y Xelhá. Tiene pocos lagos y lagunas.
La precipitación pluvial es escasa y, debido a la textura porosa del suelo, las aguas se acumulan en el subsuelo, formando los llamados cenotes. La tierra con capa vegetal es poco profunda, por lo que aflora frecuentemente la roca, limitando las posibilidades de los cultivos. En el extremo norte de la península, el paisaje es semiárido.
La fauna y la flora son menos abundantes que en el resto del área maya. El bosque, más bajo y menos tupido, se vuelve chaparral en el extremo septentrional. Se encuentran algunos felinos, venados, puercos de monte, pequeños mamíferos, aves y reptiles; abundan las abejas.
LA POBLACIÓN
Las investigaciones, tanto en el campo de la antropología física como de la lingüística, revelan que los mayas no constituían una población étnicamente homogénea, diferenciada de los demás grupos mesoamericanos, ni hablaban una lengua aislada del resto de las lenguas de dichos grupos. Hasta hace un tiempo se consideraba lo maya un fenómeno único en América y en el mundo. Los resultados de las investigaciones han ratificado una amplia zona de intercambio cultura con influencias recíprocas entre los grupos humanos.
Como toda la población del continente americano, los lejanos antepasados de los mayas vinieron de Asia a través del Estrecho de Bering. Las corrientes migratorias, que se sucedieron durante miles de años, se esparcieron por todo el continente hasta entonces desconocido para el hombre. Procedían de diferentes regiones asiáticas y hablaban distintos lenguas. Evolucionaron y se diferenciaron cada vez más; numerosos grupos se mezclaron hasta formar un verdadero mosaico de pueblos.
EL HOMBRE MAYA
Los mayas muestran características somáticas que varían según las regiones; no existe un tipo físico maya uniforme y con un origen común. Había diferencias en la estatura de hasta más de siete centímetros entre los promedios de yucatecos y chontales; en el ángulo cefálico comparado entre yucatecos y tzotziles, muestra variantes de 9 para los varones y 11 para las mujeres. Las diferencias se notan en los rasgos faciales (caras anchas o angostas) y particularmente en los nasales (nariz chata o aguileña).
Todos estos factores demuestran la diferenciación que existía, y sigue existiendo, entre los grupos mayas; aunque también se muestran los rasgos comunes que éstos compartían con las demás poblaciones mesoamericanas. Por otra parte, el ojo rasgado, el pliegue epicántico que cubre el ángulo interno del ojo, el color de la piel, el cabello negro y lacio, la escasez de vello facial y la llamada mancha mongólica en la base de la columna vertebral son vestigios de la herencia dejada por el lejano antepasado asiático.
LA LENGUA
Existe un tronco lingüístico común denominado protomaya. Orignalmente se estableció en los Altos de Guatemala hace unos 2 mil seiscientos años a.C. Con el paso del tiempo, este grupo creció y fue dividiéndose y ocupando otras regiones. Por adaptación al medio geográfico, fue creando sus propios caracteres culturales y, en este proceso de diversificación, la lengua también se ramificó y dio origen al nacimiento de nuevas lenguas, que conservaban entre sí el parentesco que se deriva de un origen común.
Se considera que existen en la actualidad cerca de treinta lenguas mayences, clasificadas en los siguientes grupos:
1. Huastecano (huasteco-veracruzano y potosino), el más alejado
del tronco común
2. Cholano (chol, chontal, chortí)
3. Tzeltalano (tzeltal, tzotzil, toholabal)
4. Chuh
5. Kanhobalano (kanhobal, yacalteco, solomeco)
6. Motozintleco
7. Mameano (man, aguateco, ixil)
8. Quicheano (quiché, rabinal, uspanteco, cakchiquel, tzutuhil)
9. Kekchiano (kekchí, pokonchí, pakomán)
10. Maya (yucateco, lacandón, itzá, mopán).
Existen datos de investigadores de la lingüistica que establecen un grupo denominado Macromaya y la influencia de la familia del náhuatl, identificada como Macroazteca, que establecen las diferencias entre los grupos del área maya.
LA VIDA ECONÓMICA
Agricultura:
El cultivo básico fue el maíz, mediante la técnica conocida como "roza", que consiste en la corta y quema del monte antes de sembrar; esta técnica tiene como gran inconveniente el agotar rápidamente la tierra y obliga al campesino a buscar nuevos terrenos. Sólo una sociedad que utilizaba recursos hidráulicos y cultivo intensivo podía alcanzar el nivel de civilización al que llegaron los mayas. Sin embargo, las obras de riego eran innecesarias en el área central debido a la fuerte precipitación pluvial y la abundancia de corrientes superficiales como ríos, lagos y lagunas. En cuanto al área septentrional, la ausencia de ríos y la extrema porosidad del suelo vuelven casi imposible la irrigación artificial, aunque es cierto que, mediante fotografías aéreas, se han localizado canales conectados con el río Candelaria, y otro que une el curso superior del río Champotón al sitio de Edzná, lo que demuestra que ocasionalmente se construyeron obras hidráulicas.
Además, cultivaban frijol, calabaza, chile, chayote, chaya, tomate, vainilla, cacao, henequén y tabaco.También plantaban árboles frutales en sus huertas.
Recolección, caza, pesca y domesticación de animales:
Completaban los mayas la obtención de productos vegetales y animales para su alimentación con la recolección, la caza y la pesca; así como la domesticación de algunos animales, entre ellos el guajolote, un perro mudo que engordaban para comer y las abejas.
La industria:
Sus industrias artesanales tuvieron un desarrollo importante, sobre todo la alfarería, la cestería, la cantería, la fabricación de objetos de piedra tallada y pulida, así como la fabricación de algunos tejidos de fibra vegetal.
Comercio:
Por la marcada diferenciación geográfica y ecológica, las distintas regiones del mundo maya intercambiaban sus productos básicos, tanto los cultivados como los elaborados. El trueque se efectuaba dentro del área y también con los pueblos del centro de México, del Golfo Atlántico y del resto de América Central. Yucatán , por ejemplo, exportaba principalmente sal, miel, cera, pescados (secos, salados o asados), algodón y mantas, henequén, pedernal, copal y plumas de aves acuáticas. Guatemala exportaba maderas preciosas, pieles, algodón, plumas de quetzal, copal, liquidámbar, jade, turquesa, piedra volcánica para la fabricación de metates, polvo volcánico usado en cerámica como desgrasante y ciertos tipos de cerámica. De las costas del Golfo y del Pacífico se producía cacao y caucho; en Chiapas, pieles, añil, vainilla, plumas de quetzal, ámbar, almagre y en Honduras, cacao y objetos de alabastro.
Del centro de México, Oaxaca y América Central se obtenían, sobre todo, objetos manufacturados de jade, obsidiana, cristal de roca, oro, cobre y cerámica. Además, se comerciaba con numerosos esclavos procedentes del altiplano mexicano y de la costa del Golfo.
El comercio se realizaba por la vía terrestre, fluvial y marítima. En algunas regiones de Yucatán, rutas empedradas que eran transitadas por mercaderes y gran parte de los cursos del río Usumacinta, Grijalva, Candelaria, Motagua, Mopán, Belice y sus afluentes servían para los intercambios entre tierras altas y bajas. El comercio marítimo abarcaba toda la península de Yucatán, desde Tabasco hasta Honduras. Tenían pequeños puertos o atracaderos para facilitar el intercambio comercial.
Aparte del trueque, que era usual en el comercio interno, regional o local, las transacciones mayores implicaban el uso de algunos artículos como moneda, por ejemplo, granos de cacao, cuentas de jade, conchas rojas del mar y, en la época del postclásico tardió, pequeñas hachuelas planas de cobre. Al final del viaje, se vendían las caravanas de esclavos que habían trasportado la carga en largas jornadas.
Alimentación:
La alimentación era muy sencilla, basándose en el maíz, preparado de diferentes formas. Las más usuales eran las tortillas (con sal, chile y excepcionalmente algún guiso), los tamales (simples o rellenos con pedacitos de carne, frijoles y hojas de chaya), el pozole (masa medio cocida, molida y disuelta en agua), el atole (masa molida, diluida en agua y cocida, a la que podía añadirse cacao), el pinole (harina de maíz tostado disuelta en agua). También comían frijoles (cocidos o molidos como puré), calabazas, chayotes, camotes, chaya, tomates, yucas, jícamas y macal. En épocas de carestía de maíz, obtenían harina de las nuececillas de algunas palmeras (coyol o cocoyol, corozo) y de las frutillas del árbol de ramón. Comían los frutos de numerosos árboles y arbustos: mamey, chicozapote, zapote blanco, aguacate, guayaba, guaya, nance, pitahaya, siricote, marañón, anona, ciruela y uvilla silvestre.
No comían carne fuera de sus fiestas, aunque podían obtenerla de la caza, así como de los animales domesticados como guajolotes, faisanes, palomas y perros. Es probable que los alimentos de origen animal se reservaran sobre todo para los banquetes, las ofrendas rituales y la alimentación de los señores y los sacerdotes. La dieta variaba según las regiones; en los litorales, el pescado y los mariscos eran de consumo diario.
El uso de bebidas alcohólicas extraídas de la corteza de ciertos árboles, como el balché, o de maíz tostado estaba restringido para las ceremonias religiosas.
Habitación:
La información histórica nos permite asegurar que existía una diferencia enorme entre las habitaciones de la gente común y las de la clase dirigente.
La gran mayoría de la población vivía en chozas generalmente compuesta de una sola pieza, con paredes de postes y enramadas amarradas con bejucos, revestidas o no con un aplanado de cal. El techo estaba sostenido por vigas y travesaños que descansaban sobre cuatro horcones; la cobertura era de hojas secas de palma o de zacate, con dos o cuatro vertientes. El piso era de tierra apisonada y, eventualmente, de cal. Las habitaciones de los campesinos se agrupaban en aldeas y pueblos dispersos alrrededor de los centros ceremoniales, urbanizados en mayor o menor grado.
En dichos centros, junto o a poca distancia de los edificios dedicados al culto, se agrupaban las moradas de los señores, sacerdotes, jefes militares, funcionarios de alto y mediano nivel, mercaderes y artesanos profesionales. Sus habitaciones constituían lo que hoy llamamos palacios, es decir, estructuras con muros de mampostería, bóvedas de piedra, pisos estucados, que se construían frecuentemente sobre plataformas. Pueden ser individuales, para una sola familia, o agruparse en conjuntos arquitectónicos de hasta de 50 cuartos, dispuestos en varias filas o alrededor de patios, y, en algunos casos, de dos o tres pisos. Las habitaciones son oscuras y poco ventiladas, pero el espesor de sus muros y la escasez de aberturas aseguraban una protección eficaz contra la lluvia y el calor. Son comunes unas angostas banquetas adosadas a los muros interiores, las que servían de cama; también pueden hallarse baños de vapor dentro de los palacios, o anexos a ellos, y, en algunos casos, letrinas.
Vestuario:
Los bajo relieves, las pinturas de los centros ceremoniales y las descripciones de los cronistas nos permiten tener una visión de la indumentaria de los señores, sacerdotes y jefes militares de toda el área maya; al igual que de los campesinos, los mercaderes y el resto de miembros del grupo social.
El hombre del pueblo usaba el taparrabo hecho de una tira de tela vegetal que pasaba entre los muslos y se amarraba sobre la cintura. La mujer común se vestía generalmente con un huipil. Para dormir, o en caso de frío, hombres y mujeres se protegían con una manta de algodón.
Contrasta con esta elemental vestimenta la rica indumentaria de la clase dirigente: los señores, además de un taparrabo o del paño de cadera muy adornado, usaban amplias capas de algodón, jaquetas de muchos colores, capas de plumas, pieles de jaguar, sandalias con decoraciones, penachos de grandes plumas y turbantes o yelmos en forma de cabezas de animal. Sus mujeres se vestían con huipil, probablemente bordado, larga falda, flecos de plumas y sandalias labradas.
En las tierras bajas eran particularmente aseados: se embellecían los hombres con pintura facial y corporal, y las mujeres con cierto ungüento oloroso, además de perfurmarse con flores y yerbas; ambos sexos solían tatuarse.
Ciertas deformaciones y mutilaciones completaban el atavío personal: deformación craneal, perforación de las orejas para la colocación de orejeras, y de la nariz para la nariguera, o debajo del labio para el "bezote"; mutilaciones dentarias, mediante el aserramiento o la limadura de los contornos del diente o incrustaciones en incisivos y caninos, y provocación intencional del estrabismo.
ORGANIZACIÓN SOCIAL Y POLÍTICA
Toda sociedad humana se define por la forma de organización y funcionamiento de su sistema económico. El sistema económico es el resultado del grado de desarrollo de las fuerzas productivas -recursos naturales, trabajo del hombre, medios tecnológicos- y de las relaciones sociales que se establecen entre los hombres en el proceso de la producción y de la distribución de los bienes que se crean. Por eso la estructura economica es importante para determinar el grado de evolución que alcanzó la sociedad maya.
Tenencia de la Tierra:
Existían dos formas generales de propiedad : colectiva y privada. La propiedad de uso colectivo eran las tierras de los pueblos y de los barrios. La propiedad privada correspondía a la Ciudad-Estado, a ciertos grupos familiares (linajes), a miembros de la nobleza por herencia, compra o donación de un gobernante, a mercaderes o dueños de campos de cacao, algodón y ciertas frutas. Es probable que con el desarrollo de la sociedad y en el incremento del comercio y de las guerras, la tenencia colectiva fuera paulatinamente sustituida por la privada.
Distribución de los Bienes:
La mayor parte de los excedentes se canalizaba a través del tributo hacia la clase dirigente, quedando para el productor exclusivamente lo indispensable para su propio sostenimiento y el de su familia; además, los cronistas mencionan que el campesino, aparte de cultivar las tierras comunales, había de trabajar en las de los señores; con estos excedentes, el campesino no sólo sostenía a señores y sacerdotes, sino también a los funcionarios de las complejas jerarquías civil, religiosa y militar; a los mercaderes profesionales; a los artesanos que suministraban artículos para el comercio y al sector de la población ocupado en la construcción de los centros ceremoniales. El tributo se imponía a todos los bienes producidos a través de la caza, la pesca, la recolección, la domesticación y el trabajo artesanal.
Estratificación Social:
Una clase minoritaria y privilegiada estaba compuesta por la nobleza que abarcaba a los sacerdotes y a los señores. Eran conocidos como los del Sol o los que tienen padre y madre. Los mercaderes formarían un estrato intermedio entre los nobles y la gente común. La gran masa trabajadora de campesinos y artesanos no especializados forman la base de la estructura social. En un nivel aún más bajo, carentes de todo derecho humano, estaban los esclavos que, sobre todo, eran prisioneros de guerra o delincuentes. También conformaban este grupo los individuos comprados a un mercader o los huérfanos que su tutor dedicaba al sacrificio; los esclavos constituían la gran reserva para ser ofrendados como víctimas a las deidades.
Gobierno:
Hoy en día todos los investigadores de la civilización maya coinciden en que los mayas nunca constituyeron un imperio. El área maya estaba dividida en entidades políticas autónomas, estados provincias o cacicazgos independientes. En la época clásica debió existir una situación semejante, no sólo porque la población maya estaba formada por numerosos grupos etnolingüísticos, sino por las diferencias estilísticas que revelan los sitios arqueológicos, pese a que la mayor parte fue ocupada por pueblos de un mismo nivel tecnológico, económico y cultural y participaban de los mismos conocimientos y creencias.
Cada entidad autonóma tenía al frente de su gobierno a un miembro de la nobleza que recibía el cargo de Halach Uinic, hombre verdadero, llamado Ahau, señor. Los cargos eran hereditarios. Sus poderes eran amplísimos y lo asesoraba un consejo, formado por sacerdotes y señores. El Halach Uinic ejercía funciones civiles y religiosas e incluso militares. Una jerarquía descendente velaba por el cumplimiento de las órdenes emanadas de la máxima autoridad. Entre otras obligaciones, tenían a su cargo la Popolna, casa del pueblo, en la que se realizaban las reuniones para discutir los asuntos de la población y se preparaban las ceremonias, danzas y cantos. En el escalón inferior de esta burocracia se hallaba el tupil, alguacil, que respondía de la ejecución de las órdenes de sus superiores.