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La conformación geográfica y territorial de uno de los países más hermosos del istmo centroamericano ha sido el resultado de un im¬presionante proceso natural y geopo¬lítico. Aunque en la configuración geográfica de un territorio no inter¬viene la mano humana, es indudable que los caprichos de la naturaleza – por cierto incontenibles – separan, agrupan o aíslan las placas tectónicas dando lugar a esa hermosa diversidad de paisajes que a los ojos humanos se perciben secos, húmedos, verdes, amarillos, áridos, fértiles o sencilla¬mente impresionantes.
Por alguna causa desconocida muchos países quedan instalados en una gran franja de arena, otros en una impene¬trable pared de neblina y se da el caso de naciones que quedan ubicadas al pie de amenazantes volcanes. Pero al apreciar los territorios hondureños, uno se pregunta ¿Cómo la naturale¬za puede combinar con tanta armonía tantos matices, colores y paisajes? La fortuna geográfica hondureña destaca porque es que es un país que goza de todos los climas y de todas las formas territoriales. Y este equilibrado mosai¬co de climas entre los cuales destacan los bosques de pino, las escolleras del mar pacifico, los inmaculados arreci¬fes de las islas Caribeñas, las ondu¬lantes hidrografías de ríos majestuo¬sos como el Ulúa y el Chamelecón, y en fin, las imponentes cordilleras que sobresalen sobre un vasto ajedrez de valles y llanuras, han configurado un paisaje tan exuberante como privile¬giado.
Sin embargo, la verdadera fortuna del país está constituida por la variedad de trabajos, empresas e industrias que los habitantes de cada región empren¬den para convertir la belleza natural en fuente de vida y de progreso. Tan¬to los climas secos como los húmedos se
integran – mediante procesos más o menos tecnificados – a una importan¬te actividad agrícola y agro industrial y no es por gusto que en ciertos episo¬dios históricos Honduras haya adqui¬rido prestigio como un país granero. Rubros importantes como la minería, cultivos extensivos de exportación como por ejemplo el banano y el café, industrias de acuicultura y una importante producción agropecuaria. Aunque los índices de producción to¬davía no ubican al país en el concierto de las naciones más desarrolladas del mundo, es evidente que existen mu¬chos potenciales y que el principal de ellos sigue siendo la tierra. La tierra y todo lo que ella significa para quienes la habitan con arraigo y con apego.
La tierra, como patrimonio natural y como inspiración inagotable para la¬bradores, campesinos, exploradores y poetas. Y sin duda, las bondades de la tierra como plataforma de infor¬mación, integración e inserción en un mundo que se ha ido aplanando cada vez mas para darle cabida a la moder¬nidad y al desarrollo basado en las ca¬pacidades y las competencias de las personas… que son al final, las encar-gadas de darle un sentido y un signifi¬cado a las naciones independiente de su ubicación, su riqueza nacional o su tamaño.

Geografía Hondureña

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