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LOS MISQUITOS
La región de Honduras conocida como La Mosquitia está ubicada en el departamento de Gracias a Dios y su extensión territorial es de 16,630 kilómetros cuadrados. Geográficamente, las comunidades misquitas se extienden desde Cabo Camarón hasta Cabo Gracias a Dios, a lo largo de los ríos Coco, Mocorón, Patuca y Plátano.

La población misquita es descendiente de las tribus chibchas, quienes vivieron en los bosques bajos del norte de América del Sur antes de la llegada de los europeos. El nombre “miskito” está relacionado al mosquete, el fusil introducido por los ingleses, que se negociaba en aquella costa. Aprovecharon el comercio realizado con españoles y británicos, luchando contra estos últimos más tarde, después de haber sido aliados durante la expansión española en Centroamérica.  En la actualidad, los misquitos forman el grupo poblacional indígena más numeroso de La Mosquitia (departamento de Gracias a Dios); se estima en más de 44,000 habitantes distribuidos en 84 poblados distribuidos en:
a) Pueblos costaneros y, b) Pueblos de ríos y lagunas.  En 1932, la población misquita se estimaba en 15,000 personas y, desde la época colonial, estaban fuertemente mezclados con negros, razón por la cual los españoles los llamaron “zambos”.

División del trabajo
Entre los misquitos aún existen marcadas divisiones del trabajo por sexo. Las actividades domésticas tales como hilar, tejer, fabricar ollas, son ocupaciones típicamente femeninas. La sastrería, sin embargo, es ocupación de los hombres, algunos de los que aún confeccionan los vestidos para sus compañeras de hogar. La preparación de alimentos está estrictamente reservada a las mujeres, puesto que los hombres nunca se prestan para ayudar, salvo que se encuentren lejos de casa del hogar. En el trabajo agrícola, el corte de los árboles, En el trabajo agrícola, el corte de los árboles, desmonta y quema es trabajo de hombres; pero los cuidados de las huertas, o sea la siembra, desyerbe y cosecha, son realizadas por las mujeres. Los hombres están a cargo de la fabricación de los implementos de caza y preparan un lote en el bosque para hacer la plantación, pesca, así como la fabricación de canoas y accesorios de navegación. Las mujeres pescan con anzuelo; los otros métodos de pesca se reservan a los varones, quienes además cortan los árboles para la leña, en trozas adecuadas para su arrastre, pero el trabajo es concluido por las mujeres, quienes las parten y astillan.

Recursos hídricos
El recurso hídrico de mayor importancia es el río Patuca, cuya cuenca total es de 24,500 kilómetros, de los que 10,900 se encuentran en La Mosquitia. De la superficie apta para la agricultura, 120,000 hectáreas de terreno son irrigables con el caudal de los ríos Coco, Tigre y Plátano.

LOS CHORTÍS

En Honduras, los chortís se ubican principalmente en el departamento de Copán; la lengua la han perdido y han adoptado en un 100% la lengua española.
 

1. Delimitación poblacional
Geográficamente, los chortís se encuentran ubicados en la sección central del oriente de Guatemala, principalmente en el departamento de Chiquimula y, en territorio hondureño, en el departamento de Copán.


Los campesinos con tradición chortí, en Honduras, se encuentran localizados en las aldeas de El Encantadito, Cedral, El Jardín, Potrerillos, La Unión, El Porvenir, Buenos Aires, Llanitillos, Salitre, Hacienda Grande, El Carrizal, El Calvario, El Quebracho, El Carrizalito, El Tigre, El Cordoncillo, El Corralito, El Ostumán, La Laguna, El Chilar, Agua Zarca, San Antonio, San Francisco y Minas de Piedra. Todas estas aldeas pertenecen al departamento de Copán.
Según datos extraoficiales la población chortí de Guatemala, donde se ubica el centro cultural de este grupo, se estima actualmente en unos 55,000 chortís.

2. Situación de la vivienda
Las viviendas chortís son de una sola pieza y están construidas de bahareque y techo de manaca, con puertas y ventanas hechas de madera rústica y pisos de tierra.  Por lo general, la vivienda principal de la familia tiene dos o tres casa-dormitorios, varios trojes (para almacenar maíz, legumbres y aperos agrícolas), una cocina, un excusado (como ellos denominan a las letrinas), un trapiche con su correspondiente equipo, una casa altar. En los dormitorios se hallan las camas y los horcones de madera en los cuales se guardan los enseres personales; los artículos manufacturados también los guardan en la habitación, en espera de ser vendidos. 



3. Situación socio-económica y productiva
La producción agrícola es de carácter tradicional y a nivel de subsistencia. Disponen de una cantidad mínima de tierra que, por lo general, se reduce a la huerta de la casa. 
Muchas de la parcelas destinadas a cultivos de subsistencia se han convertido en cafetales, lo que ha provocado que compren sus alimentos. En Agua Caliente, Las Delicias, El Chispal, El Porvenir y El Triunfo, departamento de Copán, los pobladores se dedican al cultivo del café. Sin embargo, algunas variedades de maíz y frijol sólo pueden ser cultivadas a cierta altitud y en determinada época del año. 



Los principales mercados son los de Copán y Santa Rosa de Copán. El movimiento comercial de los mercados principia un poco después del alba y termina alrededor de la una de la tarde. La diversidad de productos que se ofrecen a la venta es bastante amplia.



4. Organización social y política

La estructura familiar es la base de todas las relaciones sociales. El grupo familiar puede ser del tipo de unidad doméstica simple o del de unidades domésticas múltiples. El primero lo constituyen un varón, su esposa y los hijos; poseen su propia casa y cultivan independientemente sus tierras. El segundo consta de cierto número de unidades domésticas emparentadas y mutuamente dependientes y sus miembros viven juntos o en la misma vecindad, constituyendo un grupo de cooperación para llevar adelante todas las actividades económicas, sociales y religiosas importantes. El tipo de unidades domésticas múltiples parece ser el más común, pero está cediendo terreno rápidamente al de unidad doméstica simple, porque muchos jóvenes prefieren alejarse de su familia inmediatamente después de casarse, para instalarse como unidad doméstica independiente. El campesino con tradición chortí está estrechamente unido a su familia, a la tierra y a la vecindad en que ha vivido siempre. 



5. Tenencia de la tierra y producción
Las tierras en poder de los chortís son pocas y, la mayor parte, áridas. En lugares como El Quebracho, Llanitillos, Sesesmil Primero Primero y Segundo, Agua Caliente, El Triunfo, El Chispal, Las Delicias, El Porvenir Primero y Segundo, Santa Rosita, Los Arcos, Buena Vista, Virginia, El Cordoncillo y El Salitrón, departamento de Copán, los campesinos con tradición chortí se dedican principalmente a la producción de café. en 1991, por la baja en los precios del café, en algunas de las regiones no se cosechó y varias comunidades tuvieron problemas de abastecimiento, sobre todo las más alejadas. En otras zonas del mismo departamento, como el Ostumán, el Carrizalón, Hacienda Grande, El Chilar, San Antonio de Tapesco, Monte de Negros y Estanzuelas, la gente se dedica al cultivo de granos básicos: maíz, frijoles y maicillo.
Para los campesinos con tradición chortí la tierra es lo más valioso que poseen. La utilizan como medida de la riqueza individual y familiar. El rancho es la única posesión que el indígena mejora y embellece. Juzga la riqueza y la posición de sus vecinos con base en la extensión de tierra que poseen, en la productividad, el número y las dimensiones de casas construidas, los árboles frutales y el grado de belleza del lugar.



LOS LENCAS.​​

La población lenca se localiza en los departamentos de La Paz, Intibucá y Lempira. También se encuentran en número reducido en los departamentos de Santa Bárbara, Comayagua, Francisco Morazán y Valle.

 

La mayoría de las comunidades lencas se encuentran ubicadas en las zonas más altas de Honduras, a 1,650 metros sobre el nivel del mar, en tierras improductivas, donde el clima es templado durante casi todo el año. Se estima la población lenca de Honduras en unos 100,000 habitantes.Según la antropóloga e historiadora Anne Chapman, a la llegada de los españoles, los lencas estaban distribuidos en distintos grupos, constituyendo una considerable población: Care, Cerquín, Potón y Lenca; eran poblaciones que, si bien es cierto estaban aisladas por grandes distancias, se mantenían unidas por lazos culturales y una historia común. 

A cada grupo correspondía un territorio bien delimitado, repartido en cacicazgos. La población bajo el mando de un cacique se organizaba en pueblos. Al momento de la Conquista había por lo menos 500 poblados, existía una casta sacerdotal y una de nobles de guerreros. Las guerras eran frecuentes entre los diferentes señoríos; pero ente los que hablaban la misma lengua, o sea, los cuatro grupos principales, hacían pactos temporales de paz, vestigio de los cuales ha llegado hasta hoy la tradición del Guancasco.



Dos Características socioeconómicas básicas inducen a Chapman a definir como mesoamericanos a los lencas: a) La Estratificación de la sociedad en nobles, vasallos y esclavos, y b) La agricultura de cultivo de especies que se reproducen por semilla.



Los lencas dieron batalla en el área que hoy comprende el río Comayagua y el río Ulúa. La Fuerza indígena se centró en los peñones de Congolón, Coyucutena, Piedra Parada, Cerro del Broquel y Cerquín, en el actual departamento de Lempira. Cerquín, según las evidencias históricas, se constituyó en el centro de operaciones de la resistencia lenca. Los cronistas españoles señalan que "toda la tierra se había alzado y rebelado al tiempo que se alzó el dicho peñol".



La acción de resistencia más importante fue la conocida como: La Rebelión de los Lencas, encabezada por el cacique Lempira en el año de 1537. Lempira, que significa "Señor de la Sierra", forjó la unidad de todo el pueblo lenca (cares, cerquines, potones y lencas propiamente dichos) alrededor de una confederación de tribus organizadas para luchar contra los conquistadores. Lempira fue nombrado jefe de la resistencia, y con un ejército que fue integrado por cerca de dos mil combatientes, inició la lucha que según fuentes histórica y se prolongó por más de seis meses. 

 

DELIMITACIÓN GEOGRÁFICA Y POBLACIONAL RELIGIOSO-CULTURAL

No toda la región que históricamente fue ocupada por los lencas es hoy propiamente lenca.

Se ha delimitado buena parte de la población lenca en los siguientes poblados y sus respectivas aldeas y caseríos:

Departamento de Lempira: La Iguala (con 14 aldeas y 56 caseríos); Belén (con 2 aldeas y 76 caseríos); La Campa (con 7 aldeas y 69 caseríos); San Manuel Colohete (con 8 aldeas y 89 caseríos); Santa Cruz (con 5 aldeas y 53 caseríos); Erandique (con 14 aldeas y 120 caseríos); San Andrés (con 7 aldeas y 121 caseríos); y Gualcince (con 11 aldeas y 73 caseríos).

Departamento de Intibucá: Yamaranguila (con 22 aldeas y 62 caseríos); las aldeas de Azacualpa y Chiligatoro, Togopala, Quebrada Honda, Monquecagua, Manazapa, Río Grande, Malguara y Ologos; San Marcos de la Sierra (con 3 aldeas y 38 caseríos); y las aldeas de San Nicolás y Río Blanco en el norte del departamento.

Departamento de La Paz: Marcala (principalmente en 2 aldeas y 55 caseríos); Yarula (con 3 aldeas y 31 caseríos); Santa Elena (con 5 aldeas y 82 caseríos); Chinacla (5 aldeas y 24 caseríos); Guajiquiro (con 13 aldeas y 111 caseríos) y Opatoro (con 2 aldeas y 23 caseríos).

Pese a que, tradicionalmente, se ha sostenido que sólo estos tres departamentos son de población lenca, también existen poblaciones en los departamentos de Santa Bárbara, Comayagua, Francisco Morazán y Valle.



EL UNIVERSO RELIGIOSO DE LOS LENCAS

El Universo religioso de los campesinos de tradición lenca es el fruto del traslape-asimilación del catolicismo español colonial y las creencias prehispánicas. Los rasgos básicos del universo religioso mesoamericano, lo que confirma la tesis de la filiación mesoamericana de los lencas, cuyos rasgos básicos característicos son:

a. Visión animista de la realidad.

b. Estructuración jerárquica de las entidades espirituales.

c. Realización de oraciones complejas, de ritos de ofrenda, pago, enmienda, etc.

d. Nahualismo.

e. Shamanismo muy reducido.

 

El culto, de las Varas o "Majestades" son el símbolo fundamental de su unidad. Las personas que poseen cargos, constituyen el cuerpo de autoridad que se extiende a todo el municipio. Dicha autoridad es política y cultural, por lo que la vida de la comunidad descansa en estos cargos; los responsables organizan las fiestas religiosas (celebración del Guancasco, la compostura del maíz común, colectas de limosnas), velan por los títulos de tierras y, en general, por la vigencia y el respeto de la tradición. El Guancasco representó una fiesta de encuentro entre dos pueblos dispuestos a realizar un pacto de paz. Ahora es el encuentro de dos pueblos, uno recibe al otro en el marco de la fiestas patronal. Llegado el día de la visita, salen las autoridades religiosas caminando y llevando a cuestas la imagen de su Santo Patrón, acompañados con músicos que tocan el tambos y la flauta, quienes también llevan una bandera. Uno de los músicos marcha disfrazado con una máscara de madera llamada grancejo. Avanzan ejecutando música y el pueblo huésped recibe a los invitados. Al llegar al pueblo. se dirigen a la iglesia, donde saludan a la imagen festejada y luego los invitados ubican su propia imagen que, permanece en el local durante los días de festejo.



ELEMENTOS DEL UNIVERSO MÍTICO DE LOS LENCAS

En los siguientes relatos se pueden apreciar directa o indirectamente. Los elementos constitutivos de su cosmovisión.

Origen de plantas y animales:

El Cacalote como descubridor del maíz. Cacalote es un ave parecida al zopilote. Tiene la costumbre de sustraer mazorcas de maíz de los bultos cuando se está cosechando y se las lleva para las cuevas, cuando el maíz escasea, las saca para comer.



El Cusuco y el Tacuacín. Como descubridores de las nubes. El cusuco y el tacuacín, cuando estaban escarbando, se encontraron por casualidad con las nubes encerradas en unas tinajas de barro y, cuando las quebraron, liberaron a los nubes y se apropiaron de ellas, pero al darse cuenta los ángeles de este acontecimiento los capturaron y se las quitaron.

Los ángeles. Los ángeles constituyen un complejo de divinidades, las cuales tienen asignadas diferentes funciones, como son; traer la lluvia, los vientos, la fertilidad de la tierra, los males etc. Manifiestan su presencia a los humanos a través de rayos (ángeles); cuando caen sobre algún árbol, los habientes próximos a propietarios del predio, deben practicar una ceremonia de compostura con el fin de reconciliar las relaciones con estos seres sobrenaturales.

Los ritos y los relatos con implicaciones míticas relacionadas con ángeles condicionan la vida concreta y la vida espiritual de los indígenas lencas más tradicionales y conservadores de su cultura, aún participando activamente en los movimientos evangelizadores oficiales, sobre todo, los promovidos por la Iglesia Católica. El sentido y función de estos elementos sobrenaturales son mejor comprendidos por ellos y, además, están estrechamente ligados a su vida cotidiana concreta. Estos seres sobrenaturales son capaces de provocar verdaderas catástrofes personales, familiares y comunitarias, por lo que para aplacar su ira es necesario realizar complejos rituales en su honor.

Las Chalchiguas. Estas son unas piedras verdes, talladas (jadeitas), que producían suerte. Los indios las guardaban en unas calabazas, pero cuando vinieron los españoles la gente comenzó a creer en Santiago (se hicieron católicos) y las chalchiguas dejaron de producir suerte. Viendo esto, los indígenas las enterraron bien profundo y van a salir hasta que la gente deje de creer en Santiago (dejen el catolicismo).

Los Naguales o Espíritus protectores constituyen un complejo de relaciones establecidas entre el hombre y los animales protectores. Cada individuo nace con un nagual predestinado y su vida está íntimamente relacionada con la del animal que es su nagual. Sus ciclos de vida y muerte están concatenados de tal manera que, si sucede algo al nagual, los efectos también se hacen sentir en la persona cuyo nagual ha sido afectado por alguna enfermedad, herido o golpeado. Para el caso, cuando una persona está enferma se dice que su nagual está débil.

El nagual se puede conocer a través de diferentes acontecimientos, como características o síntomas en las personas que identifiquen semejanzas con algún animal.

LA LENGUA

Se extinguió en las últimas décadas del siglo pasado y las primeras del presente. Pueden encontrarse aún algunos ancianos que recuerdan palabras lencas que oyeron de sus padres o abuelos, pero el idioma vivo ha dejado de hablarse; aunque existe la posibilidad remotísima de que algunos ancianos hablen la lengua, muestran gran celo para revelarlo. La población en general ya no muestra ni evidencias de la posibilidad de rescatar una lengua estructurada. Los lencas de la región hablan el español como lengua materna, aunque su manera de expresarse revela resabios del idioma perdido en la sintaxis, en la entonación y en el léxico. así como muchos mexicanismos, especialmente palabra nahuas. Además, su forma de hablar es rica en arcaísmos castellanos.

LOS TOLUPANES O XICAQUES

Los tolupanes o xicaques se localizan en los municipios de Yorito, El Negrito, Morazán, Victoria y Olanchito, en el departamento de Yoro y en los municipios de Orica y Marale en el departamento de Francisco Morazán.



El río Ulúa era la línea divisoria entre mayas y tolupanes. Los mayas vivían al lado oeste del río: los de lengua col estaban situados a lo largo de la costa y los chortís en las áreas interiores; mientras que los tolupanes vivían al lado este del río. Además, se encontraban los grupos nahuas o aztecas, ubicados en puertos comerciales a lo largo del río. en el sector sur del Valle de Sula se registra la presencia de lencas. Alrededor del año 1500, el Valle de Sula estuvo habitado, predominantemente, por grupos de ascendencia maya y por los tolupanes.

Por los rasgos históricos y etnográficos disponibles, se deduce que los tolupanes, durante la época prehispánica, constituían un grupo cazador- recolector que se dispersaba por una amplia región y que su replegamiento hacia zonas más abruptas del interior de la plataforma caribe de Honduras se debe a la captura y explotación de que fueron objeto por parte de los conquistadores.



Los antropólogos y lingüistas que han estudiado la lengua torrupán, entre ellos la antropóloga Chapman, le calcula 5,000 años de antigüedad.



1. Población actual y Localización

Los tolupanes están constituidos en 28 tribus distribuidas en seis municipios del departamento de Yoro, más dos tribus emigradas el siglo pasado a la Montaña de la Flor, municipio de Orica, Francisco Morazán.

Por la ubicación de las tribus en territorios de difícil acceso, en algunos casos, es imposible precisar la información. En un principio se conocían 21 tribus pero, a partir de la segunda mitad de la década de los ochenta, la FETRIXY (Federación de Tribus Xicaques de Yoro) comenzó a realizar un reconocimiento en la zona, ya que se constató la existenica de un buen número de reconocidas, por distintas razones, y formaron grupos aislados en ls montañas.



Por el contacto con los españoles y los ladinos, los tolupanes han perdido aceleradamente muchos valores y costumbres ancestrales, proceso que ha afectado, especialmente, su lengua materna (el tol).

Es necesario señalar que la cultura tolupán es similar a la cultura de los pech, tawahkas y misquitos, por ser una "cultura de la selva tropical" cuyas características son: Asentamientos semi-permanentes. Casas multifamiliares. Agricultura rudimentaria, caza (con arco) y pesca. Cestería, poca alfarería y calabazas. Ropa de corteza (en la actualidad, la vestimenta se ha ladinizado). Sociedad igualitaria gobernada por caciques (ahora regida por asambleas de ancianos y shamanes). Utilización de bebidas (chicha) en bodas y funerales. Ritos de pubertad".

2. El aspecto cultural

Las manifestaciones culturales cosmogónicas han desaparecido, salvo en la tribu de la Montaña de la Flor. Hay una ausencia casi absoluta de manifestaciones artísticas.

Las prácticas culturales, ceremonias y ritos de transición (nacimiento, adolescencia, muerte) han desaparecido. Los tolupanes de la Montaña de La Flor tiene la costumbre de velar sus muertos en la cocina. Durante el tiempo del velorio, 24 horas, los tolupanes comen y beben café. No utilizan cajas para el entierro. El cadáver es envuelto en las mantas que ocupaba para dormir y así es enterrado. Su pocas pertenencias son depositadas en la fosa. A diferencia de los ladinos, los tolupanes de la Montaña de la Flor no lloran a sus muertos; durante la vela, nadie hace comentario alguno, simplemente, reflexionan sobre lo que fue el difunto en vida.



Generalmente, se encuentra un cementerio por tribu, en donde entierran también a los ladinos que viven en la comunidad, con excepción de la tribu de San Esteban, donde el cementerio El Descombre es únicamente para indios, los ladinos usan el de Ocotal (Tribu San Francisco).



En un 99% de las tribus tolupán, los instrumentos tradicionales de su cultura; el arco, la flecha y la cerbatana han desaparecido y se han reemplazado por escopetas. En algunas tribus se producen artesanías de bambú, aunque últimamente es difícil encontrar bambú.



La ropa que usan la obtienen a través del comercio con los ladinos y sólo en las tribus de la Montaña de la Flor, específicamente en el grupo liderado por el cacique Julio Soto, se encontró gente que aún usa su traje tradicional llamado "balandrán".



En el siglo pasado usaban vestidos confeccionados con la corteza del árbol de hule y luego pasaron a usar ropa sencilla de algodón (el balandrán que todavía se usa en la Montaña de la Flor) y hasta el tipo de ropa usada por el ladino. Según Anne Chapman (1956), adoptaron probablemente el estilo ladino en tiempos del padre Subirana (1856-1864), usando la corteza de hule todavía a mediados del siglo pasado; también cultivaban y trabajaban el algodón.



En cuanto a las manifestaciones artesanales, los habitantes de la Montaña de la Flor son productores de cestas de bambú y los intercambian ampliamente en todos los pueblos y caseríos ladinos que están alrededor de la montaña, para suplir sus necesidades de alimentos y productos como sal y ropa. El intercambio es en forma de trueque. Otras tribus que elaboran artesanías, realizan el intercambio en menor escala y, en tribus como Plan Grande, han dejado de producir cestas porque el bambú se ha agotado. La cestería parece ser una labor con raíces muy profundas en las historia de los tolupanes. Con esta actividad suplen muchas necesidades los cafetaleros de la zona.



3. Aspecto religioso

Los tolupanes no son extremadamente religiosos, tal vez porque lo han olvidado por falta de práctica o, simplemente, como una reacción a su situación de sometimiento durante tiempos inmemoriales.

La mayoría de las tribus tolupanes se denominan católicas, a excepción de los de la Montaña de la Flor, donde ha habido presencia del Instituto Lingüístico de Verano, institución religiosa que se dedica a traducir la Biblia en la lengua de las etnias que toleran su presencia.

4. La Educación

En Yoro, la mayoría de las tribus cuentan con escuelas, pero es notorio el ausentismo de los tolupanes por la discriminación de que son objeto por parte de los ladinos. En la Montaña de La Flor "La situación no es tan desfavorable, en el sentido de que los pocos ladinos que frecuentan la escuela han sabido integrarse". Existen necesidades de apoyo didáctico y más aulas escolares.



5. El aspecto socio-económico

Los tolupanes producen, especialmente, granos básicos (maíz, frijoles y café) y explotan secundariamente recursos naturales silvestres como raíces y madera. La organización de trabajo es fundamentalmente individual; sólo por motivaciones realizan trabajo comunal. Hay un alto grado de heterogeneidad socioeconómica, expresada en la variada diferenciación de estratos sociales. En ninguna de las tribus existen formas de trabajo comunal.

La organización del trabajo hacia el interior de las tribus se manifiesta de muchas formas, predominando más la tradicional, la tribu, que se caracteriza por poseer su propia milpa; es una entidad que asegura la subsistencia social y cultural.

Si bien la agricultura es de subsistencia, hay casos de indígenas que comercializan alguna cantidad de café, negocio típicamente ladino, cultivos de frijoles, maíz y hay casos aislados de venta de frutas, de verdura y yuca.

Los tolupanes también cultivan bananos y, en menos medida, yuca, camote, malanga, ñame; a veces papa, ayote, pataste, chile, naranja, lima, zapote, papaya, aguacate, un poco de caña, arroz, sorgo, chinapopo y tabaco.

6. Actividad de subsistencia y explotación del medio ambiente

Un 90% de las tierras tolupanes son de vocación forestal y ricas en toda clase de plantas medicinales. Los bosques abundantes en recursos madereros son explotados por compañías nacionales y extranjeras. Los tolupanes no tienen acceso y provecho real de sus bosque, debido a los problemas de usurpación de tierras y a la sobreexplotación de la madera.

La caza se practica, pero no de manera intensiva, debido a la disminución de la fauna (ocasionada particularmente por la explotación de madera, y en ciertas zonas, por los cazadores urbanos) y la dificultad de conseguir armas. Se cazan pequeños animales con la ayuda de perros o con hondas: venado, chancho de monte, cusuco, tepescuinte, pisotee, quequeo, pavos, conejos, monos y aves. Los instrumentos como la cerbatana, que consiste en el tallo de un arbusto que tiene en su parte central una pulpa suave y fácil de extraer, al que se le deja un agujero uniforme, de aproximadamente media pulgada de diámetro, finalmente se obtiene un tubo de madera, al que se le elabora una embocadura en uno de sus extremos y, en el otro, un abultamiento formado con cera de abejas silvestres, que tiene la misma función de la mirilla utilizada en las armas de fuego convencionales. Como proyectiles se usan esferas de barro secadas previamente al sol, las que tienen un diámetro aproximado de un centímetro. Estas se colocan en la embocadura de la cerbatana y se disparan por medio de una expulsión violenta de aire de la boca. El proyectil impulsado de esta manera, es capaz de derribar algunas aves y pequeños mamíferos. El arco y la flecha, según referencias, se usaron hasta el primer cuarto del presente siglo.



LOS PECH


1. Contexto histórico etnográfico: ubicación geográfica y número poblacional

Los pech se encuentran localizados en los departamentos de Olancho, Colón y Gracias a Dios. Ocupaban la región central de La Mosquitia hondureña y el noreste del departamento de Olancho, o sea, la región situada entre los 83. 10 y 86 grados de longitud oeste del meridiano de Greenwich.

 

El territorio pech es muy desigual y montañoso. Es cruzado por varias de las importantes serranías que son ramales de la sierra de Agalta, con orientación de suroeste a noreste, entre el departamento de Olancho y Colón, e incluye las montañas de El Boquerón, separadas por el Valle del río Telica y las montañas de El Carbón, las de los ríos Sico y Paulaya, separando los municipios de San Esteban y Culmí, que dan origen a los ríos Wampú y Paulaya, así como a los afluentes del río Sico.



Se han realizado pocos estudios sobre este pueblo indígena. En la época precolombina, vivían en la parte central de La Mosquitia hondureña y en el noroeste del departamento de Olancho y, hasta la última mitad del siglo XVII, ocupaban toda la comarca entre los ríos Aguán, Patuca y el mar; eran además, dueños del litoral de la región de Caratasca hasta el cabo de Gracias a Dios, frontera con Nicaragua.



A mediados del siglo pasado, los pech se encontraban diseminados en el departamento de Olancho, en los poblados de Dulce Nombre de Culmí, El Carbón, El Pajal, Pukira, en el curso superior del río Guampú, la parte alta del río Aguán y los bajos del río Patuca. Algunos se habían desplegado hacia el departamento de Colón y Gracias a Dios, es decir, toda la comarca entre los ríos Aguán y Patuca.



En la biósfera del río Plátano, sección correspondiente al departamento de Gracias a Dios, existen pequeñas comunidades pech y asentamientos dispersos a lo largo de la mitad del río, entre Las Marías y Waiknatara. En la comunidad de Las Marías, donde son una minoría, se han mezclado con los misquitos y garífunas, pero los más viejos conservan parte de sus costumbres y hablan su lengua; los contactos más recientes con la economía costera, dominada por los misquitos, ha traído como consecuencia que la mayoría de ellos hablen misquito y estén perdiendo la lengua materna. Los niños, por ejemplo, aprenden español en la escuela de Las Marías, hablan misquito con sus compañeros, pero aunque comprenden pech, no lo hablan.



2. Actual población pech

En la actualidad, la mayoría de los Pech están establecidos en el departamento de Olancho, diseminados en varios poblados: Nuevo Subirana, Pisijire, Jocomico, Agua Zarca, Santa María de El Carbón, Vallecito, Dulce Nombre de Culmí y Culuco. En Gracias a Dios: Las Marías, Baltituk y Waiknatara y en el departamento de Colón: la comunidad de Silín.


La mayoría de estas comunidades, como Jocomico, Agua Zarca, Las Marías, Waiknatara, Baltituk, Pisijire, Vallecito, Culuco y Nueva Subirana, son sin agua potable, luz eléctrica y, además, carecen de servicios de salud. Silín y El Carbón son comunidades que, en los últimos años, han alcanzado progreso en lo que respecta a aspectos como letrinización y agua potable. También la enseñanza ha mejorado considerablemente. Son dos comunidades pech bien organizadas.



3. El aspecto religioso cultural

Hasta el siglo XVIII, los pech vivían en el corazón de la selva de Agalta, su actividad productiva fundamental era la cacería y la pesca, con una incipiente agricultura basada, principalmente, en el cultivo de tubérculos como la yuca dulce y, eventualmente, el cultivo del maíz. Se caracterizaban por ser nómadas.



Ahora los pech son poseedores de una cosmovisión muy particular que los diferencia del resto de la sociedad hondureña y que se expresa en los diversos aspectos de su vida cotidiana, entre los que se destacan su narrativa, ceremonias, fiestas, bebidas y su relación con la naturaleza. Guardan un profundo respeto por la flora y la fauna y practican una serie de normas que regulan la explotación de los bosques y animales, lo que les permite mantener un equilibrio con el ecosistema; pero, a partir del momento en que se insertan a la sociedad nacional, sufren un proceso de destrucción de su ecosistema y una constante desvaloración de su propio sistema socio-cultural; aún persisten formas ancestrales como los curanderos, quienes son los responsables de conservar y divulgar la medicina pech, que descansa en un profundo conocimiento de la naturaleza. Conocen procedimientos terapéuticos para tratar la mordedura de la serpiente "barba amarilla" y para curar las enfermedades que azotan a la comunidad. Los ancianos aún son muy respetados y consultados.

La historia mítica del pech habla que este pueblo es hijo del rayo y que los rayos, en épocas anteriores, fueron pech que vivieron sobre la tierra y que lucharon por exterminar a los gigantes caníbales, representados por Takascró, jefe de esta raza, pero antes se batieron contra sus guerreros, los chaca-chacay, que eran enormes lagartijas.

4. Fauna

La fauna de esta región es variada. Los animales más comunes son los de vida arbórea. Existen algunas especies de reptiles, anfibios, pájaros y murciélagos. Entre los animales domésticos se encuentran: caballo, asno, perro, gato doméstico y cerdo. Además, existen otros animales como: iguanas, coyotes, ardillas, micos, guatuzas, tepescuinte, monos, tigres, tigrillos, pizotes, danto o tapir, venado, jaguilla, etc.

Entre las serpientes más comunes se encuentran: barba amarilla, cascabel, tamagás negro, zumbadora, mica, etc. La avifauna es muy variada, contando con zorzales, zanates, colibríes, pericos, pájaro carpintero, alma de perro, gavilanes, lechuzas, cucuyo, guaras, jilgueros, loros y otros.

5. Producción y comercialización

El aspecto productivo se basa en el cultivo de maíz, frijoles, arroz, yuca, bananos, café, aceite de liquidámbar y, en menor cantidad, caña de azúcar. La economía pech es del tipo de economía productora de valores de uso; es decir, dirigida a la autosubsistencia local y regional. Ello supone que la satisfacción de las necesidades más apremiantes como la alimentación, salud, vivienda y energía, a través de los que la etnia se reproduce materialmente.

LOS TAWAHKAS

Los tawahkas o sumos, como también se les denomina, son uno de los grupos indígenas que habitan en las riberas del río Patuca, en el departamento de Gracias a Dios y parte del departamento de Olancho en Honduras y en la Costa Atlántica de Nicaragua. La región que comprende el departamento de Gracias a Dios se conoce como La Mosquitia. Aquí nos referiremos a los tawahkas ubicados en Honduras.



Tierra adentro de la costa de La Mosquitia viven los tawahkas. La mayoría de ellos reside en la aldea de Krausirpe, ubicada en la margen derecha del Patuca (viniendo río arriba desde Wampusirpe) y en la desembocadura del río Wampú. La única vía de comunicación de esta comunidad es el río Patuca.

Los tawahkas habitan esta región desde el siglo XVII, aproximadamente. De acuerdo a Linda Newson, "los sumus eran uno de los grupos indígenas más extensos de Centroamérica durante el período colonial. Se extendían hacia el sur desde el río Patuca en Honduras, a través de la Sierra Central de Nicaragua, hasta el río Rama. Hacia el oeste se extendían dentro del sur de Honduras, y en Nicaragua colindaban con los matagalpas y con el Lago Nicaragua". Durante la época colonial, se vieron obligados a replegarse hacia el interior del país, ante la belicosidad e intransigencia de los misquitos o zambos; así fue como se establecieron en la región actual.

En la parte de Honduras, existen de 800 a 1,000 tawakas, aunque es imposible precisar un número exacto, pues desde 1974 no se han efectuado censos poblacionales sobre las comunidades indígenas del país. Los datos que presentamos son aproximados. En total, estimamos que su número (los de Nicaragua y Honduras juntos) es de 14,000, aproximadamente. Sin embargo, las siete comunidades que constituyen este grupo en Honduras: Krausirpe, Krautara, Dimikian, Yapuwas, Kamakasna, Wasparasni y Santa Marta.
Los poblados tawahkas son materialmente pobres; desprovistos de los servicios de agua potable, luz eléctrica y servicios sanitarios y rodeadas por extensas zonas selváticas. La única forma de comunicación es por medio de pipantes (una especie de canoa). Los viajes en pipantes pueden durar de tres a cuatro días, para poder comunicarse con Ahuas y Barra Patuca, las poblaciones de mayor importancia en la región.

Debido a las uniones continuas dentro del grupo y a la carencia de servicios de salud, así como a la falta de capacitación en cuestiones de higiene, hay un descenso considerable de la población. Por otra parte, son comunidades pequeñas, totalmente aisladas.

Alimentación

La dieta alimenticia de los tawahkas está constituida por arroz, guineos, plátanos y yuca; en algunos casos, carne de pescado, tortugas, huevos de gallina, cangrejos, animales de monte (venado, jaguilla, quequeos y danto o tapir) y, en menor proporción, carne de cerdo y carne de res.

La influencia misquita en la alimentación se manifiesta con el guabul, bebida preparada con plátano, chato o guineo maduro o verde cocido, que luego machacan en calderos de hierro; luego, a la masa le agregan leche de coco, de vaca o agua y azúcar, según las posibilidades familiares. Esta bebida la consumen durante los tres tiempos de comida. También hacen guabul de una fruta llamada mazapán y de pejivalle. También consumen pejivalle o sopa cocida y preparan bunya, que es un plato hecho con yuca cocida, machacada, que dejan fermentar por espacio de varios días, luego se envuelve en hojas de plátano o bijao para su conservación. El sasal lo preparan con yuca rayada, que envuelven en hojas de bijao o plátano para conservarla; de esta masa preparan tortillas, según se presenta la necesidad. La chicha es otra bebida típica muy consumida por los tawahkas; para su elaboración utilizan diversos productos.

LOS GARÍFUNAS

1. Contexto histórico etnográfico, población y ubicación geográfica

La población garífuna habita en la Costa Atlántida, entre Belice y Nicaragua, distribuidos en 43 pueblos y aldeas. En Honduras existen aproximadamente unos 100,000 garífunas.

Extensos núcleos poblacionales garífunas se encuentran en las más importantes ciudades de Honduras: Tegucigalpa, San Pedro Sula y El Progreso, así como en la vieja capital de Belice, Nueva York, Nueva Orleáns, Los Angeles, Miami y otras urbes norteamericanas.

En Honduras, los garífunas se concentran a lo largo de la Costa Norte del país, desde Masca, departamento de Cortés, hasta Plaplaya, departamento de Gracias a Dios. También existen seis centros urbanos en Belice, una comunidad en Guatemala y dos en Nicaragua. Por ubicarse en la zona tropical, gozan de un clima cálido.

De acuerdo a fuentes históricas, en 1655 naufragaron frente a las costas de San Vicente dos buques españoles que transportaban esclavos desde Africa. Los africanos náufragos se refugiaron en el terreno montañoso de la isla de San Vicente. Los documentos británicos que registran el evento, mencionan otro naufragio ocurrido en 1675; durante la misma época comenzó la fuga de esclavos desde las islas vecinas hacia San Vicente, especialmente desde las plantaciones coloniales de Barbados. San Vicente y Dominica se convirtieron en territorios neutrales en manos de los caribes.

Los recién llegados africanos convivieron con los caribes insulares a cuya sociedad se integraron participando parcialmente en las incursiones guerreras de aquéllos. En pocos años adoptaron sus costumbres, estructuras familiares y su lenguaje, el igñeri. Los europeos que se establecieron paulatinamente, trajeron más africanos como esclavos para que realizaran la mayor parte del trabajo, especialmente agrícola. Los caribes isleños opusieron resistencia en defensa de sus islas pero solamente lograron conservar dos, Dominica y San Vicente o Yolome (Yurume) como la llamaban. Los europeos, en su afán por consolidarse en la región, continuaron atacando poblados, con frecuencia haciendo cautivos, en su mayoría africanos, que luego eran puestos a trabajar. Muchos de los africanos, adoptaron la forma local de vida, tomaron mujeres caribes por esposas y establecieron sus propias familias. Algunas de las costumbres africanas se preservaron y se mezclaron con las costumbres caribes.

Como producto de esta unión se originó una población nueva, que comenzó a competir por la tierra y el poder con los caribes.

Actualmente, en Honduras, Guatemala y Belice, se les conoce como garífunas y en la isla de Dominica como Karaphuna, la cual se acerca más a la palabra original con la que se les denominaba. Más correctamente, se llaman garinagu.

Hacía 1750 los caribes negros de San Vicente eran numerosos y bastante prósperos. Tenían cabecillas guerreros, algunos con varias esposas. Los hombres se dedicaban a la caza y a la pesca y viajaban a las islas cercanas para cambiar tabaco y canastas por armas, municiones y otros artículos manufacturados en Europa. Las mujeres realizan las labores domésticas y la mayor parte del trabajo agrícola. Algunas familias iniciaron el cultivo de algodón para exportar, utilizando esclavos africanos capturados para complementar la mano de obra de las mujeres. Para entonces, se instalaron en San Vicente los colonos franceses y no había suficiente tierra para todos, lo que pronto generó problemas. En realidad, para los caribes resultaba ventajoso comerciar con los franceses, no sólo en Sn Vicente sino también en las islas vecinas: Martinica, Santa Lucía y Granada.

En 1763, los ingleses empezaron a llegar a San Vicente en mayores cantidades y, durante los años siguientes, emplearon todas las artimañas para lograr que los garífunas cedieran sus tierras fértiles para sembrarlas con caña de azúcar. Intentaron la persuación, el ardid, la compra y, por último, los provocaron hasta llegar a la guerra declarada. Los franceses simpatizaron con los negros y les ayudaron a librarse de su enemigo común. La lucha continuó, con algunos períodos de calma, durante 32 años.

En 1775, los ingleses decidieron terminar el conflicto y apropiarse de toda la isla (San Vicente) mediante una mayor fuerza militar. De acuerdo a fuentes históricas, sus propios esclavos les ayudaron a combatir a los caribes negros pues, aceptando el punto de vista de sus amos, tenían un gran temor a lo que consideraban gente "primitiva". Hacia el verano de 1796 los franceses se rindieron, pero los caribes continuaron la lucha. Los ingleses quemaron sus casas, sus canoas y sus siembras; entonces los caribes, enfermos y casi muertos de hambre, también se rindieron. Un total de 4,644, entre hombres, mujeres y niños, fueron capturados y enviados a la isla de Balliceau hasta que se decidiera su destino. Mientras estuvieron allí, bajo precarias condiciones de vida, más de la mitad murió, probablemente de fiebre amarilla. Las tropas inglesas y negras también fueron presas de la enfermedad, pero no murieron en una proporción comparable, quizá debido a que los ingleses estaban mejor alimentados y que los negros habían quedado inmunizados durante su infancia africana.

En abril de 1797, los garífunas fueron expulsados de San Vicente y conducidos en un convoy naval británico hacia la isla de Roatán y, posteriormente, al puerto de Trujillo, donde arribaron el día 22 de abril. Tradicionalmente se calculó su número en 5,080 personas, entre hombres, mujeres y niños. Recientemente, investigaciones antropológicas estiman como más probable la cantidad de 2,500 a 3,000 personas deportadas.

Poco después de llegar a Trujillo, algunos hombres exploraron la costa en dirección a Belice y hacia Nicaragua. El palo de Campeche (o palo de tinte) y la caoba eran los principales artículos de exportación y, a los ingleses, dedicados al corte de madera, les agradó darle trabajo a los garífunas que se aventuraran por Belice. Los misquitos, por ese entonces llamados zambos, que vivían al este de Trujillo en el territorio conocido como La Mosquitia, eran aliados de los ingleses y enemigos declarados de los españoles. Amistosos con los garífunas al principio, les ofrecieron consejos y ayuda. Hacia 1807, los garífunas tuvieron desacuerdos con el régimen español y muchos de ellos abandonaron Trujillo, estableciendo aldeas en la "Costa arriba" hasta la altura del río Patuca y, quizá, más allá. Otros de ellos se desplazaron al noroeste, hacia lo que conocían como La Buga o "La Boca", es decir, el poblado de Livingston en la boca del río Dulce, así como también a Dangriga (anteriormente, Stam Creek).

En Centroamérica, el corte de madera y el contrabando eran las principales ocupaciones de los ingleses y, los garífunas, pronto fueron conocidos por su habilidad en ambas actividades. Sus canoas podían verse en cualquier punto de la costa y sus lagunas. Sus aldeas, que cubrían los puntos de la costa donde pudiera encontrarse trabajo, se agrupaban alrededor de Omoa y Trujillo en Honduras, cerca de San Felipe y el "Golfete"del río Dulce, Livingston y Santo Tomás en Guatemala, así como el poblado conocido por los ingleses como "Caribe Town" en Belice; conocido una vez como Stann Creek, fue bautizado en 1975 con el nombre de Dangriga, en honor a los garífunas. También atrajo población garífuna el corte de madera cerca de Limón, Black River, ahora Palacios, y las lagunas de Brus y Caratasca en Honduras. Se establecieron cerca de La Ceiba y Tela hasta el comienzo de la industria bananera, a finales del siglo XIX. Erigieron aldeas a orillas de la playa, en las que siempre permanecían las mujeres y los niños, mientras que los hombres viajaban para ganar el sustento; aunque al principio, las mujeres los acompañaban a los campamentos.

2. El aspecto socio - cultural y religioso

El origen garífuna manifiesta una múltiple herencia cultural que, actualmente, se manifiesta en todos sus aspectos.

Los principales elementos característicos de los garífunas son: un lenguaje de origen amerindio con cierta influencia francesa, española e inglesa; un elaborado culto ancestral cuyos ritos están a cargo de curanderos. La base de este culto lo constituyen arraigadas creencias que giran alrededor de la convicción de que los ancestros difuntos interfieren en la vida cotidiana de sus descendientes. La frecuente y obligada participación de estos cultos a nivel de familias ampliadas y clanes está causando una sólida coherencia racial, por encima de divisiones y desuniones, por lo general, de índole socioeconómica.

La concepción garífuna del mundo representa un sincretismo entre elementos amerindios y africanos, siendo, en el pasado, poco influenciado por factores externos. A partir de los años treinta se comenzó a registrar la presencia concientizante de la Iglesia Católica, seguida después de la II Guerra Mundial, por iglesias evangélicas y otros grupos.

3. La vivienda

 

En la construcción de sus viviendas los garífunas saben combinar una diversidad de materiales que les proporciona su entorno, con los que ofrece el comercio: bahareque, yagua, caña brava y bloque. El techo mas común es el de paja, aunque utilizan mucho el zinc. Las casas cuentan con una o dos habitaciones y una sala; normalmente se construye la cocina-comedor, aparte, pieza que también es utilizada como bodega. Es común, en casi todas las comunidades, la tendencia a reemplazar el estilo tradicional de las viviendas por las de tipo moderno. Son precisamente los migrantes los que prefieren "modernizar" su vivienda; "si bien esto de modernizar las viviendas ha hecho que se pierda lo tradicional, ha contribuido, en parte, a que la salud mejore. Hay menos humedad en el invierno ya que los suelos han sido reemplazados por pisos con ladrillos de cemento". La transformación de las viviendas se observa más en aquellas comunidades cercanas a las ciudades.

Definimos el concepto “ Etnia” como el conjunto de población humana cuyos miembros reivindican una identidad cultural compartida en todas sus manifestaciones artísticas, religiosas y biológicas, que entrelazadas en su sobrevivencia colectiva, representan una visión propia de herencia y trascendencia histórica como grupo social.

En Honduras están identificados los Chortís, Lencas, Pech, Tolupanes y Tawakas o Sumus como grupos étnicos autóctonos, es decir preexistentes al momento del contacto con el mundo europeo. Los Misquitos y Garífunas, siempre grupos étnicos, pero producto del mestizaje entre población afrocaribeña y población nativa.

Etnias

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