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Elecciones 1954 y Golpe Militar 1956

Las "Elecciones" de 1954

Mario R. Argueta



Hemos visto que al no existir quórum en el Congreso Nacional con el fin de elegir al ganador en las elecciones de 1954 y no recurrirse a la decisión de la Corte Suprema de Justicia, el Vice-Presidente Julio Lozano (quien había asumido la Presidencia ante el permiso solicitado por Juan Manuel Gálvez se auto-declaró Jefe de Estado el 6 de diciembre, asumiendo la totalidad de los poderes del Estado.


En declaraciones iniciales dio a entrever que su permanencia duraría dos años. "Mi gobierno actuará como un sol magnífico que ilumina a todos sin quemar a nadie". El mismo día… se conformó un Consejo de Estado para aconsejarlo y asistirlo en el manejo del gobierno mientras se preparaba una nueva constitución por parte de una Asamblea Constituyente… Interrogado por los periodistas, aseguró que estaba completamente apoyado por el Partido Nacional y que estaba seguro que los liberales cooperarían también en sus esfuerzos por proteger a Honduras hasta que el orden constitucional fuera restablecido.



Al día siguiente el Jefe de estado Julio Lozano otorgó amnistía política a todos aquellos encarcelados por razones políticas durante los últimos tres años. Este acto lo proclamó como un gesto en favor del completo restablecimiento de los derechos civiles. Por implicación, estaba condenando las políticas de su amigo y antiguo jefe, Juan Manuel Gálvez, al sugerir que los derechos civiles no habían sido correctamente protegidos. La acción de Julio Lozano Díaz fue bien vista al inicio. Ramón Villeda Morales expresó alivio que se había evitado al recurso a la violencia. Tiburcio Carías Andino visitó a Julio Lozano durante noventa minutos el 9 de diciembre d e1954 para ofrecer el apoyo del Partido Nacional. Al final de la reunión los dos se abrazaron cordialmente. El movimiento laboral saludó las medias de emergencia con aprobación. Su vocero, Gustavo Adolfo Zavala, le dijo a la prensa que estaba organizando sindicatos sobre la base de ideales democráticos.



El año 1955 en Honduras fue al principio una lucha de Julio Lozano por establecer alguna forma de calma política. Sus más enérgicas actividades fueron dedicadas a ese objetivo. El 15 de enero solicitó a los directores de los tres partidos políticos que cerraran sus oficinas en Tegucigalpa durante el mes, abriéndolas solamente una hora en la mañana y otra por la tarde. Un mes más tarde, con considerable agitación tras bambalinas, Julio Lozano lanzó un llamado a los partidos para que se abstuvieran de actividades que estimularan un clima de agitación política. Acusándose de "una cierta atmósfera de obstrucción", expresó desencanto de que después de dos meses, aún tenía que emitir tales reprimendas.



En marzo de 1955, después de varias semanas de aparente calma, la policía descubrió planes comunistas para intensas maniobras antigubernamental. Un proyectado congreso de jóvenes comunistas en Tegucigalpa fue prohibido… poco después proclamó una prohibición por treinta días para reuniones políticas. No se permitieron reuniones o concentraciones de naturaleza política… El 20 de mayo del mismo año, Julio Lozano anunció que la inscripción de los votantes empezaría en junio. El proceso de cinco meses trataría de establecer la elegibilidad o no elegibilidad de cada ciudadano para votar por una Asamblea Nacional Constituyente. El Jefe de Estado expresó la esperanza de que, una vez fuera electa la Asamblea, se redactaría una nueva constitución y para 1956 los electores pudieran elegir al Presidente y al Congreso.



El órgano del Partido Liberal, diario "El Pueblo", publicó una declaración en el sentido de que Ramón Villeda Morales era el Presidente de Honduras, a pesar de las demoras para su toma de posesión, y que la libertad electoral estaba siendo restringida por decreto gubernamental… Los esfuerzos de Lozano por implementar un nuevo gobierno legalmente constituido caminaban a paso lento. Cuando el período de inscripción de cinco meses concluyó en octubre, la meta no había sido completada por lo que el Jefe de Estado otorgó una extensión de dos meses.



Mientras tanto, el 12 de octubre de 1955, en la residencia del Profesor Mariano P. Guevara, en Tegucigalpa, se constituyó el Movimiento Unión Nacional, siendo uno de los propósitos el de lograr la unidad del Nacionalismo y del Reformismo bajo la bandera del Partido Nacional, conviniéndose en realizar entrevistas con el Gral. Tiburcio Carías Andino, el Ing. Y Gral. Abraham Williams Calderón y con don Julio Lozano Díaz, para informarles de los objetivos que perseguía el Movimiento.



El PUN incluía a burócratas cuyos puestos estaban en sus manos así como a importantes elementos del Ejército. En este núcleo Lozano formó el Partido de Unión Nacional (PUN) esperando crear un poder electoral personal. Aunque aún un grupo minoritario, el PUN llegó a ser una fuerza política reconocida cuando se le sumaron los reformistas. Finalmente, admitiendo su debilidad, los reformistas escogieron a Julio Lozano más bien que a los otros dos partidos a los que se habían opuesto tan encarnizadamente. Abraham Williams Calderón, el portaestandarte Reformista en 1954, estuvo de acuerdo con la coalición. Presumiblemente sus ambiciones fueron superadas por las de Julio Lozano Díaz.



En junio los liberales se reunieron en Tegucigalpa para su Convención Nacional. Sinceramente temerosos de que Lozano se aseguraría la perpetuación en el poder mediante el Tribunal Supremo Electoral en las elecciones para la Asamblea Constituyente, los liberales se prepararon para la elección, esperando poder prevenir que Lozano ganara una mayoría en la Asamblea. Sus reuniones fueron hostilizadas por Lozano. Se le ordenó a la Policía Nacional que colocara a la capital "fuera de límites" para todos los liberales no tegucigalpenses. Cualquier demostración política iba a ser encarada con la fuerza. En un esfuerzo por asegurar su posición, Lozano finalmente fijó la fecha para las elecciones a la Asamblea Constituyente el siete de octubre de 1956.



Honduras quedó aturdida cuando el 9 de julio Ramón Villeda Morales fue arrestado, llevado a un aeropuerto y expulsado al exilio en Guatemala. Fue acompañado por dos otros prominentes liberales: el jefe del partido Francisco Milla Bermúdez y el editor de "El Pueblo", Oscar A. Flores. A ninguno se le dio aviso alguno. Casi al mismo tiempo Lozano se dirigió a la nación para explicar la deportación… Anunció que Villeda Morales había tratado de organizar una huelga general de trabajadores, obstaculizando así el funcionamiento del gobierno. "Honduras implemente no puede permitir una huelga general en este momento no había otra alternativa", Villeda Morales respondió desde Guatemala sosteniendo que su expulsión era "inexplicable". La acción solamente podía ser interpretada como una "señal de inseguridad y debilidad del gobierno de facto de Julio Lozano". Negó complicidad en cualquier trama y caracterizó su captura "en forma tumultuosa", sin ninguna explicación".



Nada pudo haber provocado más problemas en Tegucigalpa. Los estudiantes universitarios atacaron durante una semana a la policía, tanto verbalmente como de otras formas. Media docena de manifestantes fueron heridos y muchos otros encarcelados. El nuevo Palacio Legislativo fue apedreado en una ocasión; la policía disolvió varias manifestaciones con gases lacrimógenos y en una ocasión disparó para disolver una protesta estudiantil en un colegio de Tegucigalpa.



Los problemas no se limitaron a la capital. El 17 de julio, la policía mató a dos hermanos en La Ceiba, dirigentes de Juventud Liberal y el semanario "Basta", fueron encarcelados por subversión. Después de dos semanas, Honduras empezó a calmarse.

Villeda Morales se había trasladado de Guatemala a Costa Rica y justo cuando la situación parecía estar bajo control, una revuelta en un cuartel intentó por la fuerza derrocar al Gobierno. A la una y media de la madrugada del primero de agosto, las unidades de infantería del Cuartel San Francisco, dirigidas por el Mayor Santos Sorto Paz enviaron tropas a la ciudad para capturar puntos estratégicos. Se llamó al Primer Batallón de Infantería para combatir a los rebeldes y para las seis de la mañana los cuatrocientos insurrectos habían sido repelidos y empujados de nuevo hacia el interior del cuartel…para las 9.10 los rebeldes habían izado una bandera blanca… La batalla cobró más de cien muertos o heridos.



De nuevo, Lozano reprimió y 130 sospechosos fueron detenidos. Tropas adicionales patrullaban la ciudad. Predeciblemente, los liberales fueron acusados. En Costa Rica, Villeda Morales sugirió que el Gobierno aprovecharía la oportunidad para posponer las elecciones. En al capital, Lozano comentó: "Lo tendré días en el departamento de Francisco Morazán, prohibiendo concentraciones públicas y reuniones políticas. Los periódicos fueron censurados; los cables comerciales dirigidos hacia el exterior eran examinados por el gobierno.



Aunque Julio Lozano, ya con 71 años, permanecía en control, sufría de arterioesclerosis, exceso de trabajo y de rabietas de mal genio. El 13 de septiembre se vio obligado a volar a Miami para un corto descanso. En una inversión del proceso seguido en 1954, entregó el mando al Presidente de la Corte de Justicia y ex-Presidente, Juan Manuel Gálvez. Este se había recuperado de su enfermedad y regresado a Honduras a principios de 1955. Aunque nominalmente apoyando a Lozano, no había estado activo políticamente. Si bien aprobando el anunciado objetivo de Lozano de restaurar el gobierno democrático, en privado el ex-Presidente Gálvez deploraba muchos de sus métodos. No obstante, reasumió el poder temporalmente en tanto Lozano se recuperaba en las costas de la Florida.


Lozano regresó a Honduras tres días antes de las elecciones, obstinadamente comentando que las elecciones serían libres y democráticas sin importar qué medidas pudieran ser necesarias para ello. Se llamó en gran número a la policía. Cada esquina en el centro de Tegucigalpa tenía al menos y generalmente dos policías.


La mayoría de los observadores predecían una victoria en las urnas para Lozano y su PUN. Casi toda la dirigencia liberal estaba en el exilio; los reformistas continuaban apoyando a Lozano como un asunto de conveniencia. Ya en avanzada marcha el proceso electoral, días antes de las elecciones, el Partido Nacional tomó la resolución de retirarse de la contienda cívica. El 3 de octubre de 1956, el General Tiburcio Carías Andino, Jefe Supremo del Partido Nacional, se dirigió a los Comités y Sub-Comités Nacionalistas para hacerles saber "que el retiro del Nacionalismo de la lucha electoral obedece a las circunstancias de no querer justificar con su presencia en las urnas la farsa electoral que ya está preparada por las autoridades y organismos electorales, y para evitar la pérdida de muchas vidas utilísimas al país…" Abraham Williams Calderón predijo que la Asamblea apoyaría al régimen, designaría a Lozano como Presidente mientras se adoptaba una nueva Constitución y escogería dos vice-presidentes.

 

Las elecciones del día siete confirmaron sus predicciones. Los resultados oficiales publicados una semana más tarde mostraban que el PUN había ganado todos los 56 escaños. Ni un solo candidato anti-gubernamental había ganado. Los resultados proporcionaron una impresionante evidencia, cuando comparados con los resultados de 1954 y 1957, de que el mando de este Presidente (Lozano) no era francamente democrático, para decir lo menos. El resultado anunciado por el "Gobierno de Coalición" de Lozano fue de 370.318 para él; 41.724 para los liberales y 2003 para los nacionalistas.

Lozano de manera zalamera dijo que estaría contento en servir la voluntad popular. Williams Calderón se mofó de los ataques de la oposición, diciendo: "Son malos perdedores. Los perdedores siempre alegan fraude en política, en cualquier parte". Sin embargo, los hondureños recordarán el día de la elección. A las 3.15 de la tarde un gran número de liberales en el Parque Central de Tegucigalpa fueron baleados a quemarropa por la policía, sin provocación. Ante los ojos de los periodistas extranjeros varios fueron heridos, incluyendo a tres que murieron al día siguiente. Los hechos fueron aún más amenazadores en el interior.

Muchos emitieron sus votos a punta de pistola. Otros fueron regresados a sus casas sin haber podido votar. Las urnas fueron sustituidas por otras previamente rellanadas con votos. El total de dos docenas de personas perecieron. Incluso fieles seguidores de Lozano estaban aterrados; tales hechos fueron atroces y sellaron al caída de Lozano más allá de cualquier duda. Lozano, probablemente bien intencionado cuando tomó el poder, había saboreado las prerrogativas ejecutivas y decidido permanecer en el poder a toda costa. Mantuvo su posición solamente mediante la practica dictatorial fundada en el sufragio y el ejercicio democrático de la escogencia habían colapsado completamente.

Finalmente, la naciente relación entre los líderes de la clase trabajadora norcosteña y los liberales a diferencia de la experiencia de la década de 1920 podía ciertamente servir, tanto para ganar una confrontación electoral, como para producir una movilización activa contra cualquier maniobra de Lozano Díaz. El golpe militar de 1956 representó, más que la ascensión de la Fuerza Aérea Hondureña al poder, la consolidación de la influencia de una élite tecnócrata en la formulación de la política económica dentro del Estado hondureño. La imagen de Ramón Villeda Morales y el Partido Liberal resultó beneficiada por ambos procesos.

 

Julio Lozano Díaz fue derrocado por los militares el 21 d e octubre de 1995. Este golpe marcó un punto decisivo en la historia hondureña. Por vez primera las Fuerzas Armadas habían actuado como Institución en vez de como instrumento de un partido político o de un dirigente individual.

Eran producto del creciente profesionalismo de los novecientos cuarentas y cincuentas. La mayoría habían recibido algún entrenamiento por parte de consejeros militares estadounidenses, bien en Honduras o en el exterior.
Por último, cabe reflexionar sobre las acusaciones expuestas por Lucas Paredes en "Los culpables" (1970). Aquellos que mal aconsejaron a Julio Lozano Díaz y prepararon el fraude electoral tienen también una dosis de responsabilidad en los acontecimientos trágicos que condujeron al golpe militar de 1956: lo empujaron para luego, una vez en desgracia, abandonarlo para buscar nuevos acomodos políticos.

Tomado de Diario El Heraldo,7 de noviembre de 1997, por Mario Argueta.
Notas:
Martz, John D. Central America: the crisis and the challenge. Chapel Hill, University of North Caronlian Press, 1959, pp. 151-153.
Bardales B., Rafael. Historia del Partido Nacional de Honduras. Tegucigalpa, Servicopiax Editores, 1980, p. 48.
Martz, Hohn D. op cit, pp. 154-147.
Bardales, B, R. op. Cit, p. 48
Mart, John D. op. Cit, p. 158.
Euraque, Darío. El capitalismo de San Pedro Sula y la historia política hondureña (1870-1972). Tegucigalpa, Guaymuras, 1997, pp. 129-131.
Honduras, a country study. Washington, American University, 1984, p. 34.



Ramón Villeda Morales, Candidato en 1954

Por Mario R. Argueta



El año de 1954 fue crucial en nuestra historia: inicial modernización del Ejército mediante la firma de un acuerdo de asistencia militar con Estados Unidos, en mayo; derrocamiento del régimen, popularmente electo, de Jacobo Arbenz en Guatemala, en junio, (prestando Honduras su territorio para el entrenamiento de las fuerzas "liberacionistas" encabezadas por Carlos Castillo Armas; huelgas obreras desde el primero de mayo hasta principios de julio, las más formidables, por su número y propagación y apoyo ciudadano, que había visto la historia laboral hondureña y, finalmente, la segunda fundación del Partido Comunista y la celebración de elecciones en octubre además de las catastróficas inundaciones.


Nuevamente se presentaban tres candidatos a la lid electoral. El Partido Liberal presentaba cuadros remozados encabezados por el Médico-Pediatra Ramón Villeda Morales quien hábilmente había llegado alcanzando el liderazgo y la nominación tras el virtual retiro de José Angel Zúniga Huete. Por su parte el Nacionalismo se presentó dividido: de una parte del Cariísmo presentando nuevamente como aspirante al Caudillo de Zambrano (para entonces con 78 años de edad) y un sector minoritario que otorgaba su lealtad al Presidente Juan Manuel Gálvez: el Movimiento Nacional Reformista. Cuando las maniobras en el Congreso para conseguir la reelección del Mandatario no prosperaron (debido a la oposición de Carías y sus diputados), escogió al antiguo Ministro de Gobernación y ex-Vicepresidente, Abraham Williams Calderón. Otros factores para el divisionismo fueron el disgusto con Carías, la oposición de Gálvez para la acción continuista, antagonismo hacia la vieja guardia del Partido Nacional.


Previo a las elecciones se realizaron negociaciones tras bastidores. Así un prominente liberal propuso a Donato Díaz Medina un pacto por el cual ambos partidos acordarían no unirse a otro grupo político, esto es los nacionalistas para los comicios de octubre. Los reformistas discutieron la proposición pero decidieron no contestarla. De acuerdo al politólogo estadounidense John D. Martz, cuando Williams decidió formar el MNR esta acción culminó la ruptura entre Williams y Carías que se había iniciado en 1948 cuando Carías escogió a Gálvez en vez de Williams como su sucesor.


Entre los pre candidatos liberales, además de Villeda, estaban Celeo Dávila y Santiago Meza Cálix, ambos pertenecientes a la llamada "vieja guardia"; pero la Convención, reunida el 26 de abril seleccionó a "Pajarito, pechito rojo" como era afectuosamente llamado por sus correligionarios; no todos ellos estuvieron de acuerdo con esa decisión ya que lo criticaban por haber permanecido en Tegucigalpa, atendiendo reuniones sociales gubernamentales y practicando su profesión mientras la mayoría de prominentes liberales estaban en el exilio, pacientemente esperando por retornar a Honduras. En todo caso, Villeda ganó la nominación con al menos el apoyo de la mayoría. Después de veintiún años fuera del poder, los liberales no iban a tirar por la borda su oportunidad debido a pleitos personales.


Villeda, poseedor de dotes oratóricas y de carisma personal, visitó muchas regiones del país acompañado de su candidato a la Vicepresidencia, Enrique Ortez Pinel (padre de Enrique Ortez Colindres). Si sus niveles de popularidad eran altos, lo eran aún más en la Costa Norte, donde los trabajadores agrícolas recién salidos de la Gran Huelga veían en él y a su partido a los que implementarían sus aspiraciones laborales y sociales: Código de Trabajo, Reforma Agraria, Seguridad Social. Su propaganda era dirigida en las páginas de El Pueblo, por el periodista y cuentista Oscar Flores Midence (padre del actual candidato Carlos Roberto Flores).


En ciertas áreas de Honduras el General Carías continuaba fielmente apoyado por gran parte de sus conmilitones: su caudillismo aún impactaba en las mentes y los corazones de miles de compatriotas. Pero su campaña electoral se limitó a algunas presentaciones. Existían razones para el optimismo cariísta: había ganado las elecciones municipales de 1952 con un 76% de los votos. Si los liberales en 1950 apenas ganaron un gobierno municipal para 1954 ya controlaban 98 de las 237 municipalidades.


A las acusaciones de simpatías con el comunismo internacional (recuérdese que para 1954 se estaba viviendo en el climax de la Guerra Fría), Villeda contestaba: "Ni a la derecha ni a la izquierda: en el centro", dando a entender que su visión filosófica-política era liberal-democrática. Si Carías ofrecía el regreso a los viejos, buenos tiempos de paz centralismo, escasa delincuencia común, Villeda prometía conquistas populares largamente postergadas que apelaban tanto a los emergentes sectores medios y populares. Y allí radicaba la clave de su fama y arrastre. Williams en tanto contaba con simpatías regionales: su nativa zona sur, pero su popularidad era menor que la de los otros dos contendientes así como la del "Presidente en mangas de camisa": Juan Manuel Gálvez.


En agosto ocurrieron misteriosos asaltos y ataques a negocios al punto que el Arzobispo de Tegucigalpa exhortó a los feligreses para que resolvieran pacíficamente sus desacuerdos y el gobierno ordenó un desarme general y el cuerpo diplomático intentó concertar un pacto de no violencia entre los tres candidatos, el cual fracasó cuando los portavoces de Carías rehusaron argumentando que no había razón para confiar en la palabra de sus rivales, particularmente cuando dos semanas antes de los comicios la Policía anunció que había abortado un intento por eliminar a don Tiburcio.


Puerto Cortés, Nueva Ocotepeque y Amapala fueron los centros urbanos donde Villeda, Carías y Williams pronunciaron su último discurso previo a la elección; el daño causado por las inundaciones (con más de mil muertos y cuatro mil sin vivienda) motivó a los tres partidos a considerar el posponer los comicios fijados pero el gobierno respondió que el proceso democrático no debía ser interrumpido, independientemente de las circunstancias; además, existía la posibilidad de un incremento en la violencia si eran pospuestos. El Ministro de Guerra ordenó al Ejército asegurarse de que ningún votante fuera intimidado en tanto que el de Gobernación advirtió a las autoridades municipalidades que tomaran toda clase de medidas para garantizar los derechos civiles.


El censo electoral arrojaba que 411,354 votantes estaban habilitados para ejercer el sufragio y se calculaba que depositarían su voto unos 275,000 ciudadanos. La Constitución vigente (la redactada por la Constituyente de 1936 que perpetuó en el poder a Carías) establecía: Art. 24. Son ciudadanos: 1º. Todos los hondureños varones mayores de veintiún años. 2º.- Todos los hondureños varones mayores de dieciocho años que sean casados. 3º. Todos los hondureños varones mayores de dieciocho años que sepan leer y escribir. Art. 25. Son derechos del ciudadano: ejercer el sufragio y optar a los cargos público, conforme a la ley. Los individuos de alta en el Ejército o en la Policía no podrán ejercer el sufragio; pero sí serán elegibles en los casos no prohibidos por la ley. En tanto el Art. 27 rezaba: El voto activo es una función pública obligatoria e irrenunciable y el 28: El sufragio se ejercerá de modo directo y secreto.


Entre las atribuciones asignadas al Congreso estaban: Convocar a elecciones de Autoridades Supremas (Art. 101, numeral 7) y Hacer el escrutinio de votos para Presidente y Vicepresidente de la República y declarar electos a los ciudadanos que hubieran obtenido mayoría absoluta (numeral 8). En caso de no haber mayoría absoluta, hacer la elección de Presidente y Vicepresidente entre los dos ciudadanos que hubieren obtenido para cada cargo mayor número de sufragios populares. Y si el Congreso no hiciere la declaratoria o la elección de Presidente o Vicepresidente dentro de veinte días, contados desde su instalación, lo hará la Corte Suprema de Justicia dentro de los siete días anteriores a la fecha señalada par tomar posesión de esos cargos, quedando facultada dicha Corte, en este caso, para recibir la promesa de ley, a los electos (numeral 9.) (7).


Los comicios se llevaron a cabo como estaban programados y, en general, de manera ordenada, si bien transcurrió casi una semana antes de darse a conocer el resultado oficial de los mismos: Villeda: 121,213; Carías: 77,041; Williams: 53,041. Al candidato Liberal le hicieron falta 8,869 votos para lograr la requerida mayoría absoluta, que sólo alcanzó el 48% del total.
Cuando empezó a circular rumores de que se llevaría a cabo una coalición de diputados Cariístas y Reformistas para impedir que el Congreso declara ganador a Villeda, éste públicamente descartó, al igual que Enrique Ortez Pinel, Ricardo Diego Alduvín. Oscar A. Flores y otros dirigentes Liberales, que tal posibilidad se daría y acuñando la frase:
"Hemos ganado la batalla". (9) Pero no fue así: la alianza si se concretó y al momento en que debía iniciarse la primera sesión del Poder Legislativo únicamente se presentaron los asambleístas Liberales. Cierto, llegó a reunirse la Cámara pero para determinar cuántos diputados correspondían a cada partido, de acuerdo al resultado final. De un total de 56 diputados inicialmente se declaró que al liberalismo le habían sido asignados 26 pero al disputarse varios escaños y decidirse la adjudicación "las milicias eternamente jóvenes" más bien perdieron tres diputaciones, esto es 23, los Cariístas 22 y los Reformistas 11. La situación era claramente peligrosa. Si los nacionalistas obtenían el apoyo de solamente unos pocos Reformistas, Carías podía ser nombrado Presidente a pesar de la victoria Villedista en las urnas. Si la decisión era llevada a la Corte Suprema, también allí Carías tenía una buena posibilidad. Los Magistrados habían sido nombrados para períodos de seis años cuando Gálvez asumió el poder y fueron electos por el Congreso Pro-Carías de 1949. De esta forma era probable que el General fuera nombrado si la decisión era llevada a la Corte Suprema de Justicia.


¿Qué razones motivaron al Presidente Gálvez a solicitar un permiso para ausentarse del país? De acuerdo al citado Martz, "físicamente exhausto por sus esfuerzos por hacer frente a las recientes inundaciones, el esfuerzo excesivo de los rencorosos sucesos políticos de las semanas anteriores, cobró su cuota. El 16 de noviembre se anunció que había sufrido un ataque cardíaco. Posteriormente se supo que su enfermedad era una grave dificultad interna empeorada por su estado cansado.


Para el historiador Euraque, esta elección hizo posible que por primera vez, desde la dictadura de Carías, fuera posible una ruptura en el sistema político controlado pro caudillos y que el Partido Liberal podía reunir los votos electorales necesarios para vencer a los nacionalistas, incluso si éstos se uniesen, algo que no ocurrió hasta 1962.


El 6 de diciembre el Vicepresidente Julio Lozano se declaró Jefe de Estado, luego de haber continuado el período presidencial de Gálvez: se iniciaba así el gobierno de facto que concluyó el 21 de octubre de 1956.
Ciertamente el pueblo hondureño había evolucionado políticamente: a diferencia de procesos electorales previos esta vez no se empleó el recurso de las armas: tanto nacionalistas como liberales habían dejado atrás la guerra fratricida.
Igualmente, nuevas fuerzas socio-políticas así como grupos de presión habían emergido: sectores medios, obreros organizados, industriales, militares, con planteamientos específicos que reflejaban la creciente complejidad de la sociedad, a media que las fuerzas productivas crecían, particularmente en la Costa Norte. A partir de 1949 presenciamos el gradual "Ocaso de los cacicazgos", en palabras del colega Rodolfo Pastor Fasquelle y se van formando canales que permiten, al menos parcialmente, dar curso a reclamos y demandas.



Tomado de Mario Argueta, El Heraldo, 31 de Octubre de 1997. Tegucigalpa, M.D.C.,

NOTAS
Martz, John D. Central América: the crisis and the challenge. Chapel Hill, University of North Carolina Press,
1959, p. 142.
Ibid. P. 143.
Ibid. P. 144.
Euraque, Darío. El capitalismo de San Pedro Sula y la historia política hondureña (1870-1972). Tegucigalpa, Guaymuras, 1997, p. 129.
Mart, op. Cit., p. 146.
Ibid, p. 146-147.
Coello, Jorge A. Ed. El Digestivo constitucional de Honduras. Tegucigalpa, Soto. 1978, pp. 524, 533.
Mart, op. Cit, pp.147-148.
Declaraciones grabadas gentilmente facilitadas por Ramón Oquelí, a quien agradezco.
Martz, op. Cit. P. 149.
Euraque, D. op. Cit., pp. 129, 131.

EL GOLPE DE 1956.
El 15 de noviembre de 1954, argumentando motivos de salud, el Presidente Juan Manuel Gálvez deposita la titularidad del Poder Ejecutivo en el vicepresidente Julio Lozano Díaz. El Consejo de Ministros, presidido por el Secretario de Estado en los despachos de Gobernación y Justicia J. Antonio Inestroza, formaliza el acuerdo por el que se deposita la Presidencia en Julio Lozano Díaz. De acuerdo con los resultados electorales del 10 de octubre de 1954 y no se encontró mayoría de votos entre ninguno de los candidatos: Ramón Villeda Morales del Partido Liberal; Tiburcio Carías Andino del Partido Nacional y Abraham Williams Calderón del Movimiento Nacional Reformista. En consecuencia el Congreso Nacional no conformó el quórum necesario para hacer la declaratoria del Presidente de la República. Solamente los diputados del Partido Liberal asistieron y eligieron una Directiva presidida por Santiago Meza Cálix, actuando como Secretario Modesto Rodas Alvarado. La ausencia de los diputados del Partido Nacional y del Movimiento Nacional Reformista causó la ruptura del orden constitucional. De acuerdo a la Constitución de 1936 y a las reformas, se había previsto que el 5 de diciembre de 1955 el Congreso Nacional emitiera el decreto de declaratoria de Presidente. El Presidente por Depósito, Julio Lozano Díaz, asume Plenos Poderes el día 6 de diciembre e integra un Consejo de Estado con funciones legislativas. El Consejo de Estado se organiza con diputados electos en las elecciones de octubre de 1954 y miembros nombrados por el Jefe de Estado Julio Lozano Díaz. Por problemas de salud, viaja a la ciudad de Miami, USA, el día 12 de septiembre de 1956 y deposita la presidencia en el Magistrado de la Corte Suprema de Justicia, abogado Juan Manuel Gálvez. La inestabilidad política, la presión del Partido Liberal, la huelga de estudiantes universitarios y las amenazas de levantamientos populares, crearon las condiciones para un golpe militar. Las Fuerzas Armadas publicamente manifestaron su lealtad al Jefe de Estado, Julio Lozano Díaz.



Se producen expulsiones de dirigentes políticos del Partido Liberal y dirigentes estudiantiles son sometidos a prisión. La situación política era inestable y las fuerzas en pugna no concretaron un acuerdo político que estabilizara la breve administración de Gálvez Durón. Se produjeron ataques a las instalaciones militares en Comayagua, Comayagüela y San Pedro Sula. Las elecciones practicadas el 13 de octubre de 1956, en vez de ser una salida a la crisis, aumentaron el descontento popular por los resultados a favor del Movimiento de Unidad Política que respaldaba la candidatura de Julio Lozano Díaz.



En efecto, el 21 de octubre los aviones cruzan los cielos de Tegucigalpa como parte de un Golpe de Estado contra la administración de Lozano-Gálvez. Las Fuerzas Armadas impulsan el primer Golpe de Estado en Honduras como institución. Se constituye una Junta militar de Gobierno integrada por el General Roque J. Rodríguez, comandante de Infantería; el coronel Héctor Caraccioli, jefe de la Fuerza Aérea Hondureña y el mayor e ingeniero Roberto Gálvez Barnes.



Las primeras medidas fueron suprimir el Consejo de Estado, dejar sin efecto los resultados de las elecciones del 13 de octubre y decretar una amplia e incondicional amnistía para todos los delitos; así mismo se permitió el regreso de los dirigentes políticos del Partido Liberal, Ramón Villeda Bermúdez y Oscar A. Flores. Se creó el departamento de Gracias a Dios el 21 de febrero de 1957. Se producen choques con Nicaragua por la ocupación de la región de Cruta por fuerzas armadas nicaragüenses en febrero de 1957.

El 21 de agosto de 1957 la Junta Militar convoca a elecciones para una Asamblea Nacional Constituyente que debe celebrarse el 22 de septiembre. Los resultados electorales fueron 209,109 votos a favor del Partido Liberal, 101,274 votos a favor del Partido Nacional y 24,489 votos a favor del Movimiento Nacional Reformista. El 21 de octubre de 1957 se instaló solemnemente la Asamblea Nacional Constituyente con 27 diputados propietarios. Se integró la Directiva presidida por el Doctor Ramón Villeda Morales, actuando como secretarios los abogados Hector Orlando Gómez Cisneros y Miguel A. Cubero Dacosta. El 15 de noviembre de 1957, La Asamblea Nacional Constituyente eligió al Doctor Ramón Villeda Bermúdez como Presidente Constitucional de Honduras. Gálvez Barnes renunció como miembro de la Junta Militar el día 16 de noviembre y es sustituido por el Teniente Coronel Oswaldo López Arellano, quien ocupa, a la vez, el cargo de Ministro de Defensa. La presencia de López Arellano en la Junta Militar fue por respaldo de todos los Comandantes de Armas departamentales y seccionales. Fue separado el General Roque J. Rodríguez por acuerdo unánime de los responsables de las unidades militares. El 21 de diciembre de 1957, asume la presidencia de la República el Doctor Ramón Villeda Morales. El ascenso de Villeda Morales fue un factor que explica el otorgamiento de la Autonomía de las Fuerzas Armadas y la creación la figura del Comandante en jefe de las Fuerzas Armadas en la Constitución Política del 19 de diciembre de 1967. Todo el proceso histórico que se inició en 1957, concluyó el 25 de enero de 1999 cuando se ratifica la reforma de la Constitución Política de 1982 eliminando la figura del Comandante en Jefe y quedando adscrita la dirección de las Fuerzas Armadas al Ministerio de Defensa Nacional.

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